Las dos Marías. Santiago de Compostela

Esta semana se celebró el Día Internacional de la Mujer, y por eso nos apetecía dedicar este post a dos mujeres valientes, que no lo tuvieron fácil y que, aun así, fueron unas auténticas luchadoras. Hablamos de Las Dos Marías. Maruxa y Coralia. Esta es su historia.

Corrían los años 50 y 60 en Santiago de Compostela. Las hermanas Maruxa y Coralia Fandiño Ricart, también conocidas como Las Marías, Las Dos Marías o Las Dos en Punto, salían cada mediodía a pasear por el casco antiguo de la ciudad. 

Estas mujeres llamaban la atención por sus llamativos atuendos, siempre muy coloridos, y por su maquillaje, bastante extravagante. Escogían las dos de la tarde, hora muy concurrida en el centro por los estudiantes que se iban a sus casas a comer, para dejarse ver. 

Coralia, que era la menor de las dos hermanas, era más tímida, mientras que su hermana mayor, Maruxa, tenía más desparpajo. Eran la duodécima y cuarta hijas de un matrimonio de costurera y zapatero con trece hijos. 

Sus penurias comienzan con la guerra civil. En 1925, cuando la CNT abrió su sede en Santiago de Compostela, tres de sus hermanos se volvieron militantes. Este movimiento anarquista, que inicialmente fue muy bien acogido, se vino abajo en 1936. Durante la represión franquista sus hermanos tuvieron que escapar y fue entonces cuando los falangistas decidieron utilizar a la familia para dar con su paradero.

Hasta que dos de los hermanos fueron encontrados y encarcelados, las dos hermanas sufrieron todo tipo de maltratos, llegando incluso a desnudarlas en plena vía pública para hacerlas pasar vergüenza. 

La propia sociedad las juzgó, muchas veces por temor, tratándolas de “rojas” e, incluso, de “prostitutas” . Y su trabajo, que hasta el momento era el oficio de costureras, se frustró. Entonces empezaron a pasar hambre y tuvieron problemas para poder subsistir. 

Una vez finalizada la guerra, los vecinos comenzaron a ayudarlas comprándoles alimentos. 

A pesar de todas estas adversidades, ellas nunca dejaron de vestir con colores. Esos colores que “las trasladaban a la juventud”.

Maruxa falleció en 1980 y Coralia tan solo dos años después. 

Pero no fue hasta 1994 cuando el escultor César Lombera consiguió convencer al entonces alcalde de la ciudad para que le permitiera colocar una escultura en memoria de las hermanas Fandiño.

Esta estatua está ubicada en la entrada de la Alameda y se trata de una reproducción realista de ambas durante sus paseos. 

Ya en 2014, la Asociación Ateneo de Santiago consiguió recaudar fondos para rehabilitar las tumbas de ambas hermanas y seguir su deseo de estar juntas. También se pudo colocar una placa en su memoria.

Y aquí vemos otra historia de mujeres luchadoras.